La Lucha del Lechero

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  • Un lechero trabajando en una granja/ foto hecho por Taylor Nye
    Un lechero trabajando en una granja/ foto hecho por Taylor Nye
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Según los CDC, los latinos son el grupo más susceptible al COVID-19. También son una parte crucial de la lechería del condado de Hopkins. Lee aquí por qué valen la pena luchar.

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El condado de Hopkins es famoso a nivel nacional por su lechería. Texas es el número 5 en los Estados Unidos en producción de leche, según Dairy Farmers de América, y Hopkins es el hogar de aproximadamente 40 granjas lecheras, según Mario Villarino de Texas A&M AgriLife.

A medida que el COVID-19 descendió sobre la zona rural de Hopkins en los últimos meses, los productores de leche descubrieron que el alma de la industria láctea son los trabajadores inmigrantes latinos. Ellos tenían el mayor riesgo de sufrir pandemia, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Sin embargo, los propios trabajadores tejen una narrativa compleja de sus vidas aquí en Hopkins. Son susceptibles a los determinantes sociales de las enfermedades y también culturalmente resistentes a ellos. 

LABOR HUMANO

“La industria láctea es una industria que contrata a mucha gente,” dijo el Dr. Juan Piñeiro, especialista en lácteos de AgriLife del altiplano de Texas. "Una estimación es un empleado cada 100 vacas.”

Calculando con los datos del censo y las figuras de Piñeiro, Hopkins puede tener entre 200 y 300 trabajadores inmigrantes latinos involucrados en la industria lechera.

En el condado de Hopkins, la mayoría de los inmigrantes latinos provienen del centro de México, dijo Villarino. Aunque la elevación es mayor, el clima es similar al de Hopkins. Esta región, con sus llanuras onduladas, árboles de sombra, largos veranos y enfoque en la agricultura, también tiene una larga historia de productos lácteos. 

“Aunque algunos vienen aquí sin experiencia, es posible que algunos ya hayan tenido experiencia con los lácteos antes de venir,” dijo Villarino. “Vienen a Hopkins para reunirse con un miembro de la familia y pronto tendremos familias enteras viviendo aquí.”  

Sin embargo, no es decir que los inmigrantes de habla hispana sean un monolito, dijo Villarino. Algunos nuevos inmigrantes a Hopkins provienen de la costa atlántica de México, de la costa sur del Pacífico y de Honduras. La población inmigrante de Piñeiro en el altiplano viene de Guatemala y no habla español como su primer idioma. Hablan un idioma maya llamado Quiché. 

De hecho, otra dimensión en Hopkins es que algunas de las granjas más grandes son administradas Tambien por inmigrantes. Durante las 1980, las reformas en la industria láctea en Holanda hicieron que los inmigrantes holandeses se trasladaran a la próspera Hopkins para escapar de los límites de producción y los impuestos. Bajo la formación holandesa, los primeros inmigrantes mexicanos han obtenido conocimientos de producción especializados y algunos han comenzado sus propias lecherias. Ahora emplean a inmigrantes más recientes, dijo Villarino.

“Sin inmigrantes, la lechería no existiría en este condado,” dijo el productor John Merrill.

CONDICIONES DE VIDA Y TRABAJO

Los propietarios, productores y trabajadores a menudo viven juntos en lecherías de mil acres por todo el condado. Casas para los trabajadores a menudo se proporcionan en el sitio, tanto para ahorrar costos al productor como para garantizar que los trabajadores estén cerca para un trabajo las 24 horas, dijo Villarino.

“Cada vaca se ordeña dos o tres veces al día,” dijo Villarino. “Con tantas vacas, el proceso de ordeño es constante. Tienes que hacerlo, o nunca podrás ordeñarlas todas.”

Las caravanas se proporcionan como vivienda para los trabajadores y sus familias. Los trabajadores ven esto como un obstáculo y un beneficio para detener la transmisión de enfermedades infecciosas. 

"Se abrazan, besan y comparten comida, son amables porque esa es la cultura", dijo Villarino. "Inicialmente estábamos preocupados por eso con la COVID.”

 Sin embargo, las rutas de transmisión comunitaria pueden ser menores para los trabajadores, quienes a menudo viven en áreas rurales y aislados solo en grupos familiares, dijo Piñeiro. 

“La mayoría de los trabajadores trabajan seis días a la semana, y solo van al supermercado o a la ciudad en su día libre”, dijo Piñeiro. “No están expuestos a mucha gente con tanta frecuencia.” 

“En la lechería, la mayoría de los trabajadores están al aire libre,” agregó Piñeiro. “Un menor porcentaje está en el interior, como quizás algunos ordeñadores… Sin embargo, se mantiene la distancia y el saneamiento. El riesgo de contagio en una lechería es mucho menor.”

Hasta hoy, no hay un caso documentado de COVID-19 en una granja lechera de Texas, dijo Piñeiro.

“Hemos escuchado sobre problemas en las fábricas procesadoras de carne que luchan contra el contagio, pero eso está relacionado con la proximidad de los trabajadores,” dijo Piñeiro. 

Villarino describió que las relaciones personales íntimas actúan como una red de seguridad para las necesidades sociales, laborales y médicas.

“En el este de Texas, viven en la granja y son familias nucleares o amigos cercanos”, dijo Villarino. “Eso facilita muchas de sus relaciones. Se organizan, es muy sofisticado y muy independiente. Hay mucha camaradería y mucho apoyo.” 

Rudolfo Gamez, jefe de turno en una de las lecherías de la zona, estuvo de acuerdo. Gamez pidió que no se identificara con su verdadero nombre.

"Si mi jefe sabe que tengo una verdadera emergencia, no me faltaría ni un centavo,” dijo Gamez. “Sé que mi jefe se preocupa mucho por mí. En este trabajo, me tratan bien.”

EDUCACIÓN

En julio, los CDC identificaron a los hispanos o latinos como el grupo de mayor riesgo de mortalidad por COVID-19. Algunas de las razones principales de esta distinción incluyen las barreras de acceso a la educación y la atención médica. Aunque los latinos del condado de Hopkins los ven como obstáculos, también los ven como herramientas que pueden usarse para mejorar sus resultados de salud.

Gamez describió la falta de educación entre los inmigrantes como una razón para la inmigración.

“Mucha gente en México tiene poca educación y desea poder venir aquí,” dijo Gamez. Según Piñeiro, los inmigrantes latinos de primera generación en las lecherías siguen sin poder obtener la educación que buscan.

 “Evaluamos el nivel de educación y era primaria incompleta,” dijo Piñeiro. En cuanto a la pandemia de COVID-19, esto dificulta la distribución de materiales educativos.

"En los materiales de AgriLife, tenemos que usar muchas imágenes y ningún lenguaje científico,” dijo Piñeiro. “Tratamos de ponerlo en términos muy simples. Tratamos de hacerlo práctico pero aún basado en la ciencia.”

Sin embargo, según la Dra. Jennifer Spencer de AgriLife, redes organizadas por la familia y los trabajadores pueden ayudar a difundir información sobre la educación COVID-19 de manera más rápida y eficaz.

“El objetivo de los materiales educativos que hacemos no es solo en la granja, sino también en el hogar para el bienestar personal,” dijo ella. “Tienen familias muy grandes y se trata de informar el conocimiento de que podrían estar expuestos ... si no hablan o no leen inglés con fluidez, pero ponemos los materiales a su disposición, también pueden ayudar a educar a sus familias. "

ACCESO

"Cuando vas al médico, lo único que debes temer es la cuenta", bromeó Gamez.

En un tono más serio, el agregó: “Para aquellos que no tienen aseguranza, tienen que pagar mucho más y eso es realmente un problema. Si nació aquí, es probable que tenga una aseguranza y ellos [los médicos] lo respetarán más.” 

La líder religiosa Aide Cadena, cuya familia se contrajó y se recuperó del COVID-19, todavía está sufriendo con las consecuencias financieras y físicas, ella dijo.

"Si no tiene aseguranza, no se preocuparon tanto,” ella dijo. "Muchas veces, un latino no tendrá aseguranza a través de su puesto.” 

Hay otros factores que podrían dificultar que un inmigrante latino busque atención médica, dijo Cadena.

“Cuando un hispanohablante no sabe lo suficiente inglés, es difícil ir al médico. Es difícil describir lo que te está sucediendo o defenderse en el idioma,” dijo ella. 

Gamez dijo que su confianza en buscar atención médica para posibles síntomas de COVID-19 también está basada en sus habilidades lingüísticas. 

“Hace veintiún años que estoy aquí en Estados Unidos,” dijo. "Yo sé que mi inglés no es el mejor, pero podría defenderme ante el médico y explicarme todo en inglés.” 

Sin embargo, lecheros y granjeros estaban a la vanguardia con la implementación de la seguridad, y por eso los casos latinos no terminaron en el médico, dijeron los expertos.

“Los productores se han adaptado y han creado sus propios protocolos,” dijo Spencer. “Quieren mantener a los trabajadores seguros porque sin ellos, la lechería no funciona. Son la pieza esencial para la operación lechera.”

Algunas de estas medidas incluyeron pedir a los proveedores que no entren al vestíbulo, detectar síntomas y autoaislarse. AgriLife también proporcionó una línea de teléfono directa de respuesta COVID solo en español, Piñeiro dijo.

De hecho, como AgriLife es una fuente de información confiable para inmigrantes latinos, el grupo estuvo muy involucrado en la difusión de conocimientos a la población.

“Ellos [AgriLife] hicieron educación, proporcionaron máscaras... Habían muchas cosas en las que estaban involucrados”, dijo Piñeiro. Villarino atribuye esto al enfoque de AgriLife en la identidad latina en y su educación.

“Necesitamos protegerlos y reconocerlos en la forma en que necesitan ayuda,” dijo Villarino. "Para que la educación tenga éxito, debe adaptarse a ellos.”

TODAVÍA ESFORZANDO

Los latinos de Hopkins se dan cuenta del papel crucial que juegan en la economía de Hopkins. Merrill cree que más estadounidenses que no son agrícolas comprenden ahora más que nunca que críticos son los productores de alimentos para la infrastructura diaria.

“COVID-19 abrió una vulnerabilidad. Creo que los políticos tienen que apoyar más la agricultura,” dijo Merrill. "Necesitamos el compromiso del gobierno federal de que vamos a mantener la agricultura en los Estados Unidos.”

En el corazón de todo esto están los inmigrantes, dijo.

"Si quieres comer, no podrás comer sin la mano del trabajo de los inmigrantes", afirmó Merrill.

Aunque los inmigrantes latinos en el condado de Hopkins son conscientes de que son el grupo más vulnerable al COVID-19, están seguros de que el futuro para ellos es esperanzado.  

"Si sigue la ley, paga sus impuestos y actúa como si fuera miembro de este país, entonces este es su país", dijo Gamez. “Estoy orgulloso de estar aquí. Todos tenemos que correr riesgos a veces. Me preocupa, pero cada día mejora y si todos hacen su parte como deben para que no haya más infecciones, podemos evitar los riesgos.”

Villarino cree que la industria láctea seguirá reconociendo la importancia de los latinos, más aún después de la pandemia de COVID. 

“Tiene que haber voluntad de la industria, porque los latinos pueden ser una herramienta y un beneficio para nuestra industria,” dijo Villarino. “Tienen su propio estilo de vida y su propia identidad. Tenemos que dárselo de la manera que puedan adoptarlo. Son muy buenos en lo que hacen y tienen éxito. Necesitamos comunicarnos con ellos en sus términos, donde trabajan y viven.”